Si en la
primera entrega contábamos con tres grandes, (More, Juan Luis Hurtado y Guillermo Felices) en ésta segunda
no iba a ser menos. En esta ocasión son Dani Delacámara, el Señor Corrales y
Sergio Olalla, los que nos traen tres momentos inolvidables de estos 10 años de
lago más que los mejores monólogos.
Dani Delacámara: Fumar es
peligrosos para la comedia
Recuerdo hace unos años que teníamos una
actuación en Palma de Mallorca y como era verano nos sacaron un billete de
avión por la mañana para que pudiéramos disfrutar de un hermoso día de playa
junto a los colorados alemanes. ¿A que empieza bien?...
Llegamos pronto al aeropuerto, nos dimos una
vuelta, y cuando tocaba el embarque nos fuimos a nuestra puerta. Sinacio, uno
de mis compañeros, gran artista y una persona que se toma muy en serio eso de
fumar, aprovechando que había un espacio para fumadores enfrente de la puerta
de embarque, me pidió que le acompañara a un pitillito y yo que soy un
compañero muy obediente, pues acepté.
Al terminar el cigarrillo, fuimos a
informarnos cuando empezaba el embarque y la señorita nos dijo que el avión ya
había salido. Total que nos quedamos en tierra. Y ahora viene lo bueno: era uno
de septiembre y todos los vuelos de ese día a Palma tenían overbooking.
Total que cambiamos nuestro precioso día en
la playa por el aeropuerto donde veíamos que se nos iban yendo aviones, hasta
que al final sonó la flauta y gracias a que éramos clientes preferenciales de Iberia Plus (para que luego se quejen
nuestras mujeres que viajamos mucho) pudimos coger un avión por la tarde y
llegar diez minutos antes de que comenzara la actuación.
Moraleja: fumar es peligroso para la comedia.
Un abrazo. Se os quiere.
Dani Delacámara en camerino |
Sr. Corrales y Leo Harlem el día de la reventa |
Sr. Corrales: Aquí hay mucha
gente ¿No? Una reventa curiosa.
Sí, he
tenido la suerte de participar en CÓMICOS. Recuerdo grandes momentos, pero hay
uno que destaca por encima de todos.
Compartía
cartel con el gran Leo Harlem. Fue en un Palacio de Deportes y para no dar
muchas pistas, digamos que fue en Castilla y León.
Cuando
entramos y vimos el espacio preguntamos cuántas
entradas había vendidas. La respuesta fue:
- ¡Muchas!
Esperamos en el camerino hasta que
escuchamos la música de entrada... y salí. Nada más pisar el escenario,
mientras caminaba hacia el micrófono, eché un vistazo y... había tanto público
que no sabría decir cuánta gente nos había venido a ver. Había público por
todos los lados: de pie, sentados cerca del escenario, a los lados, arriba del
todo, en los vomitorios...
Cuando acabó Leo le pregunté y
tampoco sabía cuántos podía haber.
Preguntamos a la policía local y
nos dijo que unos 4.000. Hablando con Protección Civil nos dijo que jamás habían
visto una cosa igual; que más de 3.000 sí habría.
Una vez acabado el show nos
fuimos al aparcamiento subterráneo donde el Road Manager había aparcado el
coche. Fueron muchos los asistentes que se acercaron para hacerse una foto con
nosotros o para que el mismo Leo les firmara un autógrafo. Cual fue nuestra
sorpresa, y aquí la auténtica anécdota, cuando un chico nos dijo:
- No tengo nada para que me firméis... bueno sí...
¡en la entrada!
Sacó la entrada del bolsillo y
nos dimos cuenta que era una fotocopia en blanco y negro de una entrada
original.
Ante nuestra cara de perplejidad
nos dijo:
- ¡Ah! Sí, es una entrada que me ha vendido un
chaval en la entrada... bueno revendido... él tenía aún muchas cuando hemos
llegado. Es que en taquilla no quedaban entradas...
Éramos los primeros cómicos con
reventa "fotocopiada"...
Señor Corrales en Sala Galileo |
Sergio Olalla en Talavera de la Reina |
Sergio Olalla: Leonardo Dantés y
el baile del pañuelo
Lo que os
contaré sucedió hace años en una de las tantas noches mágicas de “Cómicos” en
la sala madrileña “Galileo Galilei.” Estaba en el escenario acabando mi
monologo esa noche. Hablaba de las canciones horteras y sus dichosos bailecitos. Y llegó el turno
de hablar sobre Leonardo Dantes y su
famoso baile del pañuelo. Entre las risas generales, una pequeña parte del público había empezado
a agitar servilletas de papel a modo de pañuelos coreografiando el monólogo.
De repente
el público se calló. Se hizo un inesperado silencio, un silencio nervioso. Las
manos que agitaban las servilletas desaparecieron. En medio de mi desconcierto, oigo como unos
pasos que se acercan a mi hacen crujir la tarima del escenario. Giro la cabeza
y mi mirada descubre al propio Leonardo Dantes con chaqueta fucsia andando
hacia mí. El público rompe el
silencio nervioso con una sonora carcajada. Dantes llega a mi altura, me pone
una mano sobre un hombro y me dice a través del micrófono.
-Sergio, el
baile del pañuelo no lo haces bien. Yo te enseño.
Y saca de
los bolsillos dos pañuelos de colores
y se pone a cantar mientras yo le intento seguir sus movimientos. Todo el
público acompaña riendo, cantando y agitando servilletas. Mientras
intentábamos responder el público y yo a; ¿Esto realmente está pasando? Dantes acaba la canción y sin decir nada se
va.
A día de
hoy, no sé aún si aquella aparición sorpresa fue preparada por mis compañeros
con alevosía y premeditación o surgió espontanea al ver que Dantes esa noche se
encontraba en la sala… no lo sé, no lo sé.
Lo que
sí sé, es que las muchas bromas que nos
hacemos entre los compañeros pueden acabar formando parte de la función.
Por eso “Cómicos” siempre es un espectáculo vivo en el que puede pasar
cualquier cosa…. Y eso a mi parecer, lo
hace aún más divertido.
Sergio Olalla en Sala Galileo |
Continuará
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